Tenemos todo guardado. Algunas cosas tan guardadas, que no
hay manera de encontrarlas. Las que menos nos gustan, las vamos arrinconando,
tapando, escondiendo… y siguen ahí.
Estamos tan ocupadas en guardar, que se nos olvida colocar. Almacenamos
de cualquier manera: cosas pequeñas, en sitios grandes…cosas grandes en sitios
pequeños…
Y de vez en cuando… no encontramos lo que buscamos. O no
sabemos lo que estamos buscando…
Es entonces cuando llega Exploradoras y miran en el interior.
Necesitan silencio para percibir lo que nos mantiene vivas: el
compás de la respiración y el ritmo del corazón.
Trabajan en equipo
No necesitan mucho tiempo.
No necesitan poco tiempo…
Necesitan Tiempo
y no relojes.
Necesitan acostumbrarse a la claridad de la oscuridad. Caminan
con cuidado para no tropezarse.
Necesitan comprobar qué está en su sitio, y que está dando
vueltas...
Liberan espacios quitando miedos que se repiten, ponen las
preocupaciones en su espacio justo (lo pequeño no puede ocupar espacios
grandes)… Y añaden perspectiva para ensanchar capacidades.
¡Con mucho cuidado!.
Nunca sabe lo que se pueden encontrar y entrar no es fácil. A
veces no pasas a la primera…ni a la segunda… ni a la tercera… y cuando permiten
que cruce hacia el interior, hay que desplegar toda la delicadeza posible.
Lo que hay dentro no es cualquier cosa: Ritmo de ideas
acompasado al ritmo de tu cuerpo. Ritmo de pensamiento acompasado al ritmo de
tu vida. Ritmo de tu vida acompasado al ritmo de tu Mundo. Ritmo de tu Mundo
acompasado al Ritmo de otros mundos…
Cuando terminan de trabajar, siempre recomiendan ser llamadas todos los días… un ratito.
Exploradoras en el rítmico silencio de la luz.
Encarni.